-- "Paris". Francia. Año 2008.
-- Dirección: Cédric Klapisch.
-- Actuación: Juliette Binoche, Romain Duris, Fabrice Luchini, Albert Dupontel, François Cluzet, Karin Viard, Gilles Lellouche, Mélanie Laurent, Zinedine Soualem, Julie Ferrier, Olivia Bonamy, Maurice Bénichou, Annelise Hesme, Audrey Marnay, Xavier Robic, Farida Khelfa, Suzanne Von Aichinger, Kingsley Kum Abang, Judith El Zein, Emmanuel Quatra, Nelly Antignac, Joffrey Platel, Renée Le Calm, Sabrina Ouazani, Hubert Saint-Macary, Jean-Pierre Moulin, Joseph Malerba.
-- Guión: Cédric Klapisch.
-- Banda Sonora: Robert Burke, Loïc Dury y Christophe Minck.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Bienvenue a Paris, la Ville-Lumière. POBLACIÓN: 2.000.001. El "1" final... ERES TÚ. Porque esta peli te develará los oscuros y secretosos meandros de la ciudad siempre viva, siempre palpitante, siempre vital... Serás testigo de innumerables personajes cuyas vidas, pasiones y milagros se entrecruzarán, como un Balzac de toda la vida, en calles y casas y bulevares y todo eso... Como por ejemplo un vivo-del-aire que de un día para otro le descubren una afección cardíaca, y se echa encima a una hermana que se aviene a cuidarlo y todo eso. Y que quiere con una vecinita universitaria que está más güena que la Josephine Baker con cinturón de plátanos. Que a su vez es objeto de las atenciones de un profe universitario facha-reaccionario que respinga la nariz cada vez que le hablan de educación popular. Y que tiene un hermano que es arquitecto. Y que tiene a su vez una esposa que con camisón de dormir está para untarle foie gras. Y... A ver... Me perdí en la maraña de personajes. ¡Ah, sí! Volvemos al comienzo, al tipo que está con una afección cardíaca terminal. Bueno, la hermana de ese tipo (tenía una hermana, ¿recuerdan?) compra en un mercado de frutas/verduras que es trabajado por varios tipos que, bueh... también tienen su subhistoria, no se crea que no, si aquí en París cada homme et cada femme es un universo, comme il faut. Y compran en una panadería donde llega una trabajadora francesa, y después una descendiente de árabe. ¡Ah! Y también hay unas modelos de pasarela que hacen cierto eso de cherchez la femme, que se van de vacaciones a Camerún (¡EPA! ¿No que esta peli era sobre París?), que no sé cómo encajan en el resto de la trama, pero en fin, ayuda porque a partir de ahí se hace el contraste con un inmigrante camerunés que quiere hacerse el french way of life. ¿Demasiado confundidos? Bueno, yo me la pasé 130 minutos de mi vida igual.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Si hay algo que tiene esta llamada, mentada y traída Mondialisation, es que los nativos se soliviantan y quieren mantener (¡¡¡HORROR!!!) su identidad nacional. Y así es como frente al avance implacable de Jolivú y sus pelis de americanos chichis salvando el mundo vistiendo Levi's, cada cinematografía mundial mundialosa del planeta se prepara para la guerra, afilando las cámaras y cargando los sets de filmación. Una de las que se las ha arreglado lo más bien para seguir un derrotero independiente al de Hollywood (¡y qué caray, para anclarse en los usos y costumbres del cine estilo Cahiers du Cinema!) es la francesa. Y es que los franchutes, con ese ánimo universaloide de que la Globalización sea à la franca, en vez de a la yanki, con ese afán degaullista de "nos salimos de la OTAN y usamos nuestros propios pepinos atómicos, gracias", han seguido adelante con entusiasmo digno de mejor causa. En medio de todo esto surgió esta peli que, bueno, trata de retratar París. Demostrarnos por qué París es única, por qué París... c'est Paris, merde!!! Los orígenes más remotos de esta peli, los ignoro. Pero quizás fue así. Partió con "Paris, je t'aime". Por 18 directores o así. Y llegó Cédric Klapisch y dijo "¡ah, yo también puedo, pero los 18 en uno!". O sea, la ímproba tarea de retratar a París en manos de 18 directores, el Prometeo del Cine Francés iba a hacerlo solito. No se diga que por empeño y ganas (¡y universalismo francés!) se queda. Pero claro, una cosa es tener un buen par de huevos, y otra saber hacer omelettes...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Uno puede permitirse el lujo de ser indulgente con blockbusters popcorneros porque son justamente eso, blockbusters popcorneros, y no pretenden ser más. Si entretienen, ya estamos aviados. Pero con esta clase de pelis, más serias, más profundas, más monumentales, no es para que se escabullan de puntillas. Así es que, a gritarles un serio "¡¡¡OIGA, PÁRELE, DETÉNGASE AHÍ!!! PA-PELES...", y a examinar. La intención acá era monumental: nada menos que retratar a París. A todo París. Lo que Balzac hizo en los chorrocientos tomos de "La comedia humana" (Balzac dijo aquello de que con su obra estaba haciéndole "la competencia al Registro Civil"...), esta peli lo quiere hacer en dos horas y diez. Clavaditas. Así es que vamos metiendo al revoltijo las clases altas y las clases proletarias, la intelectualidad y las modelos de pasarela, los franceses de viejo terruño y los inmigrantes ilegales, los muertos y los vivos, el presente y el pasado, y así etcétera. La intención es loable. Algunas ideas también: tener a un personaje que sea un catedrático universitario permite meter de contrabando el pasado de París, aunque sea un par de pincelazos y no nos asomemos más por el tema en todo el resto de la peli. Pero el resultado final es... Veamos, ¿se podía hacer algo así? Sí, si se puede. A condición de que cada historia esté perfectamente calculada, cada escena haga avanzar la trama, y cada historia resulte no sólo interesante, sino igualmente interesante a todas las demás, para que no nos aburramos cuando nos dan el cambiazo de una a la otra. ¿Y se cumple esto? La verdad es: a ratos. Algunas escenas son repetitivas y no aportan nada. Algunos ejercicios de montaje son simplemente absurdos (esa secuencia en paralelo entre la fiesta del enfermito y las modelos volviéndose un camp des fauves en una carnicería...). Algunas cosas ni siquiera pegan (¿a qué viene mostrarnos al inmigrante de Camerún y su recorrido por el Africa Subsahariana, si la historia es sobre París?). El resultado general es que a ratos la peli es muy interesante y francamente buena, pero eso: a ratos. El resto es un marasmo general de aburrimiento que no parece conducir a ninguna parte, y a la postre, en verdad no conduce a ninguna parte. Hemos visto un gran fresco, eso sí, nadie lo discute, pero el tipo que pintó el fresco no era Leonardo da Vinci. Tampoco el maestro de brocha gorda de la esquina, vale, pero recordemos eso de que si sabio es el hombre que conoce sus talentos, más sabio es el que conoce sus limitaciones. Claramente, al señor Klapisch, a pesar de todos sus hallazgos inspirados, esta peli le quedó grande. No digo que esta peli sea mala, que no lo es. No digo que mejor rehúyanla y no la vean, porque sigue siendo mejor que el nivel promedio de pelis que se estrenan en los cines al año. Pero tampoco se van a perder la mitad de sus vidas por no haberla visto. Ni van a dejar de entender a París sólo porque esta peli que les marcaba el camino y los conducía al camino del siècle des Lumières. En cualquier caso, puestos a elegir, quédense mejor con "Paris, je t'aime". Y si después de beberse aquélla y ésta aún quedan encoñados, pueden seguir su caída libre a través de "2 días en París"...
IDEAL PARA: Francófilos de pro.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en francés, subtítulos en inglés].
-- Dirección: Cédric Klapisch.
-- Actuación: Juliette Binoche, Romain Duris, Fabrice Luchini, Albert Dupontel, François Cluzet, Karin Viard, Gilles Lellouche, Mélanie Laurent, Zinedine Soualem, Julie Ferrier, Olivia Bonamy, Maurice Bénichou, Annelise Hesme, Audrey Marnay, Xavier Robic, Farida Khelfa, Suzanne Von Aichinger, Kingsley Kum Abang, Judith El Zein, Emmanuel Quatra, Nelly Antignac, Joffrey Platel, Renée Le Calm, Sabrina Ouazani, Hubert Saint-Macary, Jean-Pierre Moulin, Joseph Malerba.
-- Guión: Cédric Klapisch.
-- Banda Sonora: Robert Burke, Loïc Dury y Christophe Minck.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Bienvenue a Paris, la Ville-Lumière. POBLACIÓN: 2.000.001. El "1" final... ERES TÚ. Porque esta peli te develará los oscuros y secretosos meandros de la ciudad siempre viva, siempre palpitante, siempre vital... Serás testigo de innumerables personajes cuyas vidas, pasiones y milagros se entrecruzarán, como un Balzac de toda la vida, en calles y casas y bulevares y todo eso... Como por ejemplo un vivo-del-aire que de un día para otro le descubren una afección cardíaca, y se echa encima a una hermana que se aviene a cuidarlo y todo eso. Y que quiere con una vecinita universitaria que está más güena que la Josephine Baker con cinturón de plátanos. Que a su vez es objeto de las atenciones de un profe universitario facha-reaccionario que respinga la nariz cada vez que le hablan de educación popular. Y que tiene un hermano que es arquitecto. Y que tiene a su vez una esposa que con camisón de dormir está para untarle foie gras. Y... A ver... Me perdí en la maraña de personajes. ¡Ah, sí! Volvemos al comienzo, al tipo que está con una afección cardíaca terminal. Bueno, la hermana de ese tipo (tenía una hermana, ¿recuerdan?) compra en un mercado de frutas/verduras que es trabajado por varios tipos que, bueh... también tienen su subhistoria, no se crea que no, si aquí en París cada homme et cada femme es un universo, comme il faut. Y compran en una panadería donde llega una trabajadora francesa, y después una descendiente de árabe. ¡Ah! Y también hay unas modelos de pasarela que hacen cierto eso de cherchez la femme, que se van de vacaciones a Camerún (¡EPA! ¿No que esta peli era sobre París?), que no sé cómo encajan en el resto de la trama, pero en fin, ayuda porque a partir de ahí se hace el contraste con un inmigrante camerunés que quiere hacerse el french way of life. ¿Demasiado confundidos? Bueno, yo me la pasé 130 minutos de mi vida igual.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Si hay algo que tiene esta llamada, mentada y traída Mondialisation, es que los nativos se soliviantan y quieren mantener (¡¡¡HORROR!!!) su identidad nacional. Y así es como frente al avance implacable de Jolivú y sus pelis de americanos chichis salvando el mundo vistiendo Levi's, cada cinematografía mundial mundialosa del planeta se prepara para la guerra, afilando las cámaras y cargando los sets de filmación. Una de las que se las ha arreglado lo más bien para seguir un derrotero independiente al de Hollywood (¡y qué caray, para anclarse en los usos y costumbres del cine estilo Cahiers du Cinema!) es la francesa. Y es que los franchutes, con ese ánimo universaloide de que la Globalización sea à la franca, en vez de a la yanki, con ese afán degaullista de "nos salimos de la OTAN y usamos nuestros propios pepinos atómicos, gracias", han seguido adelante con entusiasmo digno de mejor causa. En medio de todo esto surgió esta peli que, bueno, trata de retratar París. Demostrarnos por qué París es única, por qué París... c'est Paris, merde!!! Los orígenes más remotos de esta peli, los ignoro. Pero quizás fue así. Partió con "Paris, je t'aime". Por 18 directores o así. Y llegó Cédric Klapisch y dijo "¡ah, yo también puedo, pero los 18 en uno!". O sea, la ímproba tarea de retratar a París en manos de 18 directores, el Prometeo del Cine Francés iba a hacerlo solito. No se diga que por empeño y ganas (¡y universalismo francés!) se queda. Pero claro, una cosa es tener un buen par de huevos, y otra saber hacer omelettes...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Uno puede permitirse el lujo de ser indulgente con blockbusters popcorneros porque son justamente eso, blockbusters popcorneros, y no pretenden ser más. Si entretienen, ya estamos aviados. Pero con esta clase de pelis, más serias, más profundas, más monumentales, no es para que se escabullan de puntillas. Así es que, a gritarles un serio "¡¡¡OIGA, PÁRELE, DETÉNGASE AHÍ!!! PA-PELES...", y a examinar. La intención acá era monumental: nada menos que retratar a París. A todo París. Lo que Balzac hizo en los chorrocientos tomos de "La comedia humana" (Balzac dijo aquello de que con su obra estaba haciéndole "la competencia al Registro Civil"...), esta peli lo quiere hacer en dos horas y diez. Clavaditas. Así es que vamos metiendo al revoltijo las clases altas y las clases proletarias, la intelectualidad y las modelos de pasarela, los franceses de viejo terruño y los inmigrantes ilegales, los muertos y los vivos, el presente y el pasado, y así etcétera. La intención es loable. Algunas ideas también: tener a un personaje que sea un catedrático universitario permite meter de contrabando el pasado de París, aunque sea un par de pincelazos y no nos asomemos más por el tema en todo el resto de la peli. Pero el resultado final es... Veamos, ¿se podía hacer algo así? Sí, si se puede. A condición de que cada historia esté perfectamente calculada, cada escena haga avanzar la trama, y cada historia resulte no sólo interesante, sino igualmente interesante a todas las demás, para que no nos aburramos cuando nos dan el cambiazo de una a la otra. ¿Y se cumple esto? La verdad es: a ratos. Algunas escenas son repetitivas y no aportan nada. Algunos ejercicios de montaje son simplemente absurdos (esa secuencia en paralelo entre la fiesta del enfermito y las modelos volviéndose un camp des fauves en una carnicería...). Algunas cosas ni siquiera pegan (¿a qué viene mostrarnos al inmigrante de Camerún y su recorrido por el Africa Subsahariana, si la historia es sobre París?). El resultado general es que a ratos la peli es muy interesante y francamente buena, pero eso: a ratos. El resto es un marasmo general de aburrimiento que no parece conducir a ninguna parte, y a la postre, en verdad no conduce a ninguna parte. Hemos visto un gran fresco, eso sí, nadie lo discute, pero el tipo que pintó el fresco no era Leonardo da Vinci. Tampoco el maestro de brocha gorda de la esquina, vale, pero recordemos eso de que si sabio es el hombre que conoce sus talentos, más sabio es el que conoce sus limitaciones. Claramente, al señor Klapisch, a pesar de todos sus hallazgos inspirados, esta peli le quedó grande. No digo que esta peli sea mala, que no lo es. No digo que mejor rehúyanla y no la vean, porque sigue siendo mejor que el nivel promedio de pelis que se estrenan en los cines al año. Pero tampoco se van a perder la mitad de sus vidas por no haberla visto. Ni van a dejar de entender a París sólo porque esta peli que les marcaba el camino y los conducía al camino del siècle des Lumières. En cualquier caso, puestos a elegir, quédense mejor con "Paris, je t'aime". Y si después de beberse aquélla y ésta aún quedan encoñados, pueden seguir su caída libre a través de "2 días en París"...
IDEAL PARA: Francófilos de pro.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en francés, subtítulos en inglés].